Ser cristiano es aprender amar, con un amor como el de Cristo, amor hasta la cruz.
La cruz nos representa nuestras dificultades de la vida, nuestros dolores, nuestras penas, pero cuando vemos en ella al Salvador, a quién dió su vida por nosotros, obtenemos la fuerza necesaria para seguir adelante.
La cruz representa la victoria de Cristo sobre la muerte y el pecado. Dios encarnado venció a la muerte en sí misma y rescató a la humanidad de la condenación.
Una de las doce grandes fiestas de la iglesia es la Exaltación de la Cruz, el 14 de septiembre, que celebra la consagración de la basílica en el sitio donde fue hallada la Cruz de Cristo en el año 326 por Elena de Constantinopla. La iglesia católica celebra la fiesta el mismo día como el «triunfo de la Santa Cruz»
Ofrezcamos nuestra vida y recemos juntos la oración que Él nos enseñó con su ejemplo y amor.