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Jesús, junto a María te esperamos

En este tiempo de adviento que precede a la Navidad, del 27 de noviembre al 18 de diciembre, tenemos la oportunidad de prepararnos una vez más para recibir a Jesucristo en nuestras casas y en nuestros corazones. Junto a María, recordando su pureza y su divina concepción, nos unimos en oración y comunidad en la espera del Salvador.

La biblia nos cuenta que el ángel anuncia a María que se convertiría en la Madre de Dios «mientras ella estaba en su casa» (cf. Lc 1,26-38). En esa intimidad doméstica el ángel la llama «llena de gracia», lo cual significa que la Virgen «está vacía de maldad, sin pecado, Inmaculada». Dios la preservó desde el momento de su concepción del pecado original, que había de transmitirse a todos los hombres por ser descendientes de Adán y Eva, en atención a que iba a ser la madre de Jesús, quien también es Dios.

María, llena de asombro y sencillez, pone inmediatamente a disposición todo su ser. Así, en perfecta sintonía con el designio de Dios sobre ella, se convierte en ‘toda santa’, pero sin la más mínima sombra de complacencia. María, es una obra maestra, pero sigue siendo humilde, pequeña, pobre. En ella se refleja la belleza de Dios que es todo amor, gracia, don de sí. En ella encontramos el ejemplo de entrega y fidelidad, que se perpetúa en nuestras almas en su sí inquebrantable.

El pasado 8 de diciembre recordamos a la Inmaculada Concepción de la Virgen María. Año a año miles de peregrinos se acercan al Santuario Nuestra Señora de Luján en busca del amor de Nuestra Madre. A través de las oraciones y las ofrendas quieren manifestar sus agradecimientos porque saben que la Virgencita siempre los escucha  y porque encuentran en ella un modelo a seguir. En este sentido, el Papa Francisco el 8 de diciembre del 2021 dijo: “que la fiesta de la Madre nos ayude a hacer de toda nuestra vida un sí a Dios, un sí hecho de adoración a Él y de gestos cotidianos de amor y de servicio”

Durante el adviento comenzamos un camino que culmina con la Natividad del Señor, el Nacimiento, el cual, en y desde el Espíritu, es re-nacimiento de Cristo en nuestros corazones y en nuestras comunidades. En la Noche Santa «re-cordaremos» (es decir, traeremos de nuevo al «corazón») el Nacimiento de Jesucristo en Belén, contemplaremos el misterio del amor fiel de Dios por nosotros en lo concreto de nuestra vida. Esperando con sencillez su presencia en el pesebre nos hace volver a lo esencial, para sanar en él las heridas que nos dividen y ser siempre parte de la misión evangelizadora de la Iglesia

En esta Navidad pongámonos junto a María; ella es la que sabe esperar, ella marca el tiempo de la espera. En este día la miramos a ella, Madre de Jesús, confiada en Dios, dejando que ella nos mire, cuide, guíe y acompañe tal como lo hace, con su manto en la caridad. Peregrinemos juntos siguiendo la estrella de Belén. Que en esta Navidad permitamos que la ternura del recién nacido toque nuestras almas, ablande nuestras dificultades y nos llene de la gracia del Espíritu Santo.