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Entregamos nuestro corazón a María

Durante este mes, desde el 8 de noviembre hasta el 8 de diciembre, celebramos con toda la Iglesia el mes de María. En este contexto, se llevará a cabo la consagración a la Virgen de Luján en el Santuario. Mediante esta celebración de amor y de entrega, queremos poner toda nuestra vida bajo el manto de nuestra madre María, pidiendo su protección, orientación e intercesión.  

Como un eco de su en Nazaret, un sí confiado, lleno de gracia y de amor maternal, nosotros también ofrecemos nuestro propio . Sí a ser sus hijos, a dejarnos guiar por su manto celeste y blanco, si a buscarla y saberla encontrar, si a ponernos en sus manos, a su servicio y a su disposición. Ella, por su parte, nos llevará a Jesús.  

Consagrarnos a la Virgen de Luján significa dejarnos mirar por ella, como nos enseña Francisco, para encontrar en su mirada las huellas de Jesús, sabiendo que ella conoce el camino y que podemos dormir tranquilos en sus brazos de madre. Consagrarse a María, entonces, es vivir permanentemente en su Inmaculado Corazón, dentro del Corazón divino de Jesús y es permitir que Ella actúe por medio de nosotros. 

María es la Madre de todos, expresados simbólicamente en aquel “discípulo amado” a quien Jesús le regaló a María como mamá. Fue quien “colaboró de manera totalmente singular a la obra del Salvador por su obediencia, su fe, esperanza y ardiente amor, para restablecer la vida sobrenatural de los hombres. Por esta razón es nuestra madre en el orden de la gracia” (LG 61). En este sentido, la Consagración nos une más íntimamente a Ella para aprender de su ejemplo. La Virgen nos enseña a escuchar a su Hijo cuando proclama de sí misma: “He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra” (Lc 1,38) y se dice de Ella: “¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!” (Lc 1,45) y “meditaba todas estas cosas en su corazón” (ver Lc 2, 19. 51 y 2, 35), en referencia a su mirada contemplativa de la vida de Jesús. La Consagración a María nos lleva a obedecer su petición: “Hagan todo lo que Jesús les diga” (Jn 2,5). Así se entiende la expresión “A Jesús por María”.

Durante la consagración realizada a la Virgen de Fátima (14/10/2014), el Papa Francisco dijo: «María es bienaventurada por su fe en Dios, por su fe, porque la mirada de su corazón ha estado siempre fija en Dios, en el Hijo de Dios que ha llevado en su seno y que ha contemplado en la cruz. ¡María!, haznos sentir tu mirada de Madre, guíanos a tu Hijo, haz que no seamos cristianos de escaparate, sino de los que saben mancharse las manos para construir con tu Hijo Jesús su Reino de amor, de alegría y de paz».

Como comunidad unámonos en oración por todas aquellas personas que desean ofrecer su sí a nuestra Virgen de Luján. ¡Que así sea!

La “entrega” es ese abandono filial en las manos de María; la “consagración” implica un ponerse a disposición de Ella, la servidora fiel. 

La invitación es abierta hacia todos aquellos que deseen regalarle su corazón a María.

Para ello, podes anotarte completando el formulario: https://forms.gle/vJox1fNN23a9Ti2w7

Tenés tiempo hasta el jueves 10/11/2022. La Virgen siempre nos aguarda y nos espera.

¡Que así sea!